El reto es ser una misma

En una sociedad patriarcal en la que se exaltan los valores masculinos o egocéntricos y se desvalorizan los valores femeninos o transpersonales existe una herida psicológica y colectiva.

 

A nivel colectivo vemos esta herida en las noticias:

– Violencia de género

– Guerras

– Terrorismo

– Cambio climático

– Ausencia de work life balance

– Empresas orientadas a resultados sin tener en cuenta la sostenibilidad del planeta.

 

Y a nivel psicológico, esta herida la vive cada mujer que:

– Necesita desprenderse de sus valores más íntimos para encontrar valoración en un entorno laboral

– Se la empuja a cumplir con unas expectativas sociales que no resuenan con ella misma, acatando unos roles estereotipados que no tienen nada que ver con su verdadera identidad

– Tiene dificultades en conciliar la vida laboral con la familiar

– Desprecia su intuición considerándola inferior a la razón

– Aparta su mundo emocional porque lo considera sinónimo de debilidad

– Deja de prestar atención a los síntomas de su cuerpo porque eso implica parar el ritmo.

– Cuando su pensamiento, basado en un sistema de creencias patriarcales, la sabotea diciendo que puede hacer mucho más de lo que hace y mejor

– Cuando se juzga constantemente buscando la perfección en lugar de la realización.

– También vive esta herida cuando su opinión no encuentra el eco que necesita para liderar

– Cuando su voz se vuelve muda por la necesidad de encajar

 

La mujer del siglo XXI que vive en países desarrollados, está empezando a ser consciente que el mito del héroe tal y como lo define la sociedad patriarcal ya no le sirve:

La búsqueda externa constante de títulos, logros, riqueza o fama puede llegar a ser una búsqueda equivocada si persiguiendo ese “éxito” pone en juego su salud, sus relaciones, el equilibrio personal y el del ecosistema.

Esa búsqueda extrema de lo externo, sostenida en el tiempo, la puede llevar a una desconexión profunda de sí misma, de sus verdaderas inquietudes y valores, así como a un desequilibrio psíquico y a un estrés crónico.

Cuando una mujer se da cuenta que perseguir el “éxito”tal y como lo define la sociedad patriarcal, la aparta de sí misma y de lo que considera más valioso, se pregunta con ansiedad:

 

¿De qué sirve todo esto?

 

Entonces siente un vacío por la desconexión de su verdadera identidad y de su verdadero propósito y la sensación de sentirse atrapada ya que, si se plantea salir del sistema, perdería la sensación de “pertenencia”. Todo esto sumado a la presión por conseguir constantemente metas la pueden precipitar a una crisis existencial o la crisis puede llegar vestida de ruptura de pareja ( las principales causas de ruptura son: falta de comunicación, desconfianza, emociones reprimidas, falta de tiempo, pérdida de complicidad, problemas sexuales y problemas económicos) de despido ( las principales causas son absentismo, problemas con el jefe, bajo rendimiento) o enfermedad (la segunda causa de enfermedad suele ser psíquica). En definitiva, una situación cuyo impacto emocional la acaba apartando del mundo patriarcal para que vuelva a conectar con ella, a integrar esas partes olvidadas de sí misma y a reconstruir su mundo en función de sí misma.

Esta crisis puede ser un despertar si se le da un sentido más amplio, si cada mujer decide iniciar un camino de autoconocimiento y convertir la crisis en una oportunidad para conocerse mejor a sí misma y transformar su mundo interior, es decir, liberar bloqueos emocionales y patrones heredados, cambiar hábitos, revisar su sistema de creencias, conectar con sus propios valores e integrar su identidad para encontrar su propósito de vida o el para qué, enfocado a contribuir a su colectivo.

 

“Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia adentro despierta”  – Carl Gustav Jung

 

La misión de Inner World® es acompañar a mujeres que se encuentren frente a una crisis para mostrarles el modo de desviar su mirada hacia adentro, hacia su mundo interior y acompañarlas en su viaje heroico a las profundidades de su psique, en cuyo viaje identificarán quiénes son en sí mismas, sin las limitaciones que imponen las palabras masculino-femenino.

 

Este proceso de individuación es el que Carl Gustav Jung define como el proceso de llegar al Sí mismo ( Self ) , a esa plenitud que se alcanza dando espacio a la riqueza que nos proporciona nuestro propio mundo inconsciente y no únicamente con la búsqueda de reconocimiento basado en unos estándares establecidos socialmente.

 

Cuando el proceso de búsqueda y transformación interior finaliza, la mujer del siglo XXI integra toda esta sabiduría experiencial con lo aprendido en su trayectoria profesional y se convierte en lo que la psicóloga Maureen Murdock define como la dama de los dos mundos:


Una mujer empoderada en sí misma que habrá conectado con su propósito, retará al estatus quo y generará un cambio en la conciencia colectiva para transmitir la necesidad de integrar los valores masculinos con los femeninos y crear un mundo mejor.

 

“La mujeres occidentales salvarán al mundo”, pronunció el Dalai Dama en la inauguración de la Conferencia de Paz de Vancouver en septiembre del 2010.


Las mujeres occidentales son las que pueden sanar la herida colectiva por primera vez
en la historia, porque poseen la preparación y la posición para lograr influenciar a su colectivo. Sin embargo, primero necesitan sanar la herida en sí mismas y liberarse de lo que Maureen Murdock menciona como machisma o el “soy fuerte, no necesito ayuda, soy autosuficiente, puedo sola” y empezar a confiar en lo que saben y en lo que sienten para construir una identidad al margen de los valores de género, buscar aliadas y transmitir el cambio que el mundo necesita:

Incorporar la inteligencia emocional en las altas esferas, ser conscientes que la riqueza económica, el éxito, el progreso y los avances tecnológicos no sirven de nada si para conseguirlos prescindimos de una parte esencial de nosotras mismas, dejamos de cuidarnos, de compartir, de contribuir o abandonamos la sostenibilidad del planeta.

Es urgente integrar en el mundo los valores femeninos junto a los masculinos, primero interiormente para después transmitirlos al colectivo.

 

Integrar valores femeninos y transpersonales como:

COMPARTIR/ COLABORAR/ COOPERAR/ APOYAR/RESPETAR
SOSTENIBILIDAD/INTEGRACIÓN / REALIZACIÓN/ ARMONÍA/IGUALDAD/CONTRIBUCIÓN

A valores masculinos o egocéntricos como:

INICIATIVA/DETERMINACIÓN/ INFLUENCIA/ INNOVACIÓN/ INDEPENDENCIA / COMPETITIVIDAD/ PODER / CONQUISTA/LIDERAZGO/PRAGMATISMO

 

La integración de los opuestos esenciales, masculino y femenino dará como resultado el balance que necesitamos, del mismo modo que de la unión de Ares, dios de la guerra y Afrodita, diosa del amor, nació la diosa Harmonía, diosa de la concordia y de la armonía.

 

 

 

© Viviane Gamerro, con NIE núm. X1473002J y, con domicilio en Rda. Ramón Otero Pedrayo, nº 2-6 bajos 1ª, CP 08860 de Castelldefels (Barcelona, España) e e-mail innerworld@vivianegamerro.com, es autora de la presente obra. La propiedad intelectual de esta obra está protegida por Ley, correspondiendo a la autora los derechos morales y de explotación de su obra, reservándose todos los derechos. Se prohíbe la reproducción, distribución, comunicación pública y transformación sin previa autorización escrita de la autora. Esta obra puede contener imágenes protegidas por derecho de autor y en las que aparezcan personas retratadas, quedando prohibido cualquier uso de las mismas que atenten contra los mencionados derechos de propiedad intelectual o de imagen y protección del honor de las personas que figuren en ellas. La infracción de estos derechos de propiedad intelectual y/o de imagen está sancionada por Ley mediante multas, sanciones penales y/ otras formas de resarcimiento.

 

 

 

 

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6 comentarios

  1. Gracias por estas enseñanzas tan sabias y saludables para la mujer de hoy. Es estupendo que existan profesionales que luchan por sensibilizar a los diferentes colectivos de la profunda desconexión de la mujer con el entorno laboral y social que le ha tocado vivir. Gracias por crear conciencia. I. Rodríguez.

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